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Tres puntos, pero...

  • Foto del escritor: Juan Ricardo Arenas Amaya
    Juan Ricardo Arenas Amaya
  • 10 feb 2019
  • 4 Min. de lectura

Atlético Bucaramanga ganó y no le sobró absolutamente nada. Con gol de John Pérez, de tiro libre, se impuso 1-0 al Deportivo Pasto y Flabio respira durante la semana.


Atlético Bucaramanga vs. Deportivo Pasto

Flabio Torres, director técnico del Atlético Bucaramanga, estaba intranquilo en los días previos al partido contra Deportivo Pasto y eso se le notaba. Sabía que el equipo no mostraba mayor cosa, sabía que la urgencia de los resultados apremiaba, sabía que en la prensa se manejaban algunas versiones de las que es mejor ni hablar, sabía que debía ganar. Pues bien, se ganó y ya. Se ganó y nada más. Se ganó y hasta ahí. Fue un partido chato, aburrido y flojo. El Atlético Bucaramanga sigue sin demostrar porqué fue uno de los equipos revelación de la temporada pasada y eso se ve reflejado en el campo de juego. Lo bueno, dentro de lo malo, fue que Flabio cambió algunas cosas y probó ciertas variantes que, a continuación, serán analizadas para un mejor entendimiento de qué es lo que pretende el entrenador con el funcionamiento de su grupo de jugadores.

1-4-2-3-1, formación inicial del Atlético Bucaramanga

Bucaramanga saltó al campo de juego con un sistema diferente al que venía jugando, pues venía haciéndolo con un 1-4-3-2-1 y esta vez salió con un 1-4-2-3-1. Aunque no parezca, este es un cambio importante en el andiamaje del equipo, pues con esto Flabio Torres pretendía darle más salida al plantel y su intención era salir a buscar el resultado cuanto antes. Por otro lado, mientras no se tenía la posesión, Bucaramanga se paraba con un 1-4-4-1-1, con Roger Lemus y John Pérez bajando y ubicándose detrás de la línea de la pelota para cumplir con funciones de marca en las bandas.


James Aguirre en el arco; Harold Gómez, Camilo Mancilla, Jeison Quiñónes y Marvin Vallecilla en el fondo; César Quintero y Gabriel “Gavilán” Gómez en la primera línea de volantes; Roger Lemus por banda, Sherman Cárdenas suelto, John Pérez por banda y arriba, en punta, Sergio Romero.


Celebran los jugadores del Atlético Bucaramanga tras el gol de tiro libre de John Pérez

Anteriormente, Bucaramanga venía jugando con una línea de 3 volantes: César Quintero, Gabriel “Gavilán” Gómez y Alejandro Bernal. Claro, los tres partidos en los que Flabio utilizó este sitema fueron contra Deportivo Cali, Atlético Nacional y Millonarios. Rivales fuertes, rivales duros, equipos más armados que Bucaramanga. ¿Eso qué significa? Que Flabio Torres salió a buscar el empate en los tres partidos. ¿Qué pasó? Los tres los perdió. ¿Por qué? Al utilizar dos volantes de corte como Gabriel Gómez y Alejandro Bernal el equipo armaba un cerrojo en la mitad de la cancha, además de César Quintero haciendo una banda y John Pérez la otra. Cuando el equipo no tenía la pelota, es decir, la mayor parte del tiempo, hacía una doble línea de 4. ¿El problema? El equipo no tenía salida. Recuperaba la pelota y no sabía qué hacer con ella. ¿La cuestión? Con el marcador adverso y con la necesidad de ir a buscar el empate no hubo cómo hacerlo. Esto no quiere decir que el Atlético Bucaramanga jugara mal, jugar bien o jugar mal es algo muy subjetivo y depende de la forma de ver el fútbol de cada persona. El problema es que no había conexión entre las líneas y no las transiciones de defensa a ataque eran muy lentas. Era un equipo predecible, sin dinámica y sin ideas cuando tenía la pelota en su poder.

César Quintero (30), actuando de eje del equipo

Al cambiar la primera línea de volantes y sacar a Alejandro Bernal, volante netamente de marca, Flabio entendió que debía salir a buscar el partido dándole una salida más clara al equipo desde el fondo y en este nuevo sistema hay un jugador muy importante: César Quintero. El nuevo rol de Quintero será darle claridad al Atlético Bucaramanga, será conectar al equipo, será darle algo más de fútbol al juego. Todos los balones pasarán por él y esa posición le sentará bien a un jugador dinámico, activo, de buen pie y que tiene iniciativa para pedir la pelota. No fallar en los pases, crear sociedades con los volantes de armado y los laterales, hacer triangulaciones y generar amplitud serán la claves del juego interno del Atlético Bucaramanga.


De otro lado, el aporte de los laterales será fundamental para el Atlético Bucaramanga. Generar amplitud con Harold Gómez y Marvin Vallecilla bien pegados a las bandas será primordial para generar carriles internos y llegadas al arco rival por el centro del campo. Si un equipo tiene amplitud, obliga al rival a abrirse y de esta manera el centro del campo se descongestiona, beneficiando a un jugador como Sherman Cardenas, que tendría más libertad en sus funciones de creativo. Además, hacer desdobles y generar el dos a uno con Roger Lemus y John Pérez es clave para llegar a fondo.


Mapa de calor del Atlético Bucaramanga. Se observa que en las zonas 2-5-8 fue por donde más hubo tránsito de balón

Como dato, César Quintero fue el jugador que más pases dio en el partido frente a Deportivo Pasto con un total de 67, acertando el 89% (60 pases). De esos 67 pases, 14 fueron a Sherman y 13 a Harold Gómez, siendo ellos los jugadores que más se juntaron durante el partido. No es casualidad que sean tres jugadores de buen pie y de una técnica por encima de la media. ¿Nace una sociedad Quintero-Gómez-Sherman? Ojalá que sí. 


“Es mejor corregir ganando que perdiendo”. Vieja frase del fútbol con autor desconocido, pero que Flabio Torres hoy entiende más que nunca. El equipo está muy lejos de jugar bien todavía y de eso deben ser conscientes el director técnico y su grupo de jugadores. Contra Deportivo Pasto se crearon únicamente dos opciones claras de gol y ambas fueron a balón parado. Una fue el gol de tiro libre de John Pérez, la otra fue un cabezazo de Quiñónes en un buen anticipo tras un tiro de esquina que se fue muy cerca del palo derecho del arquero. De resto nada. Nada de nada. El equipo no generó jugadas de gol y no llegó al arco contrario. Además, en varios pasajes del partido se tuvo la pelota, pero sin profundidad y sin hacer daño al rival. Así, la posesión se vuelve intrascendente y no sirve para absolutamente nada. Se ganó y nada más. Ahí. Apurados. Al menos, por una semana, Flabio Torres puede respirar tranquilo y trabajar con más calma.

 
 
 

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