De El Tamboral para el mundo
- Juan Ricardo Arenas Amaya
- 8 feb 2019
- 7 Min. de lectura
Duván Zapata es el delantero de moda en Italia y Europa. Todo el mundo habla del morocho y todo el mundo comenta sus goles. Repaso a su carrera, a su vida, a sus sacrificios y a su forma de jugar.
Sus primeros goles
La infinita voluntad de Dios quiso que Don José Olíver Zapata y doña Elsa Cely Banguero trajeran al mundo, un 1 de abril de 1991, a un pequeño al que bautizaron Duván Esteban. En la vereda El Tamboral, zona rural del municipio de Padilla, Cauca, el pequeño Duván nació y empezó a dar sus primeros pasos de una vida que iba a estar marcada en sus primeros años por el conflicto armado de la zona, por la carencia de los servicios públicos y por las montañas plagadas de cultivos de cocaína. Debido al eterno olvido del Estado y al ver que las cosas no cambiaban, don José y doña Elsa decidieron llevarse al pequeño Duván a Cali, capital del Valle del Cauca, en busca de mejores oportunidades para moldear un futuro familiar distinto.

Duván empezó a patear sus primeros balones en las calles del barrio Ciudad Córdoba de la ciudad de Cali, a la vez que estudiaba en el Liceo Superior del Valle, pues don José, con mucha sabiduría, le inculcó siempre que el estudio era primordial en la vida. Eso sí, el balón siempre fue su mejor amigo, ya que lo llevaba a todas partes. Lo mimaba, lo consentía. No lo despintaba. Se entendieron a la perfección desde su primer encuentro y su padre, al darse cuenta de esto, decidió llevarlo a unas pruebas en el América de Cali. Llegó, desempolvó los guayos, jugó y se quedó. En “La Mechita”, como se le conoce popularmente al club rojo, hizo todo el proceso de divisiones inferiores hasta que un día Diego Edison Umaña -por recomendación de José Manuel “El Willy” Rodríguez, quien entrenaba a Duván en reserva- lo convocó para el primer equipo en un partido frente a Boyacá Chicó en Tunja. El resultado: debut y gol con apenas 16 años. En América de Cali estuvo del 2008 al 2011, en donde jugó un total de 77 partidos y anotó 22 goles.
El golpe más duro
Sus buenas actuaciones en el América de Cali lo llevaron a ser tenido cuenta por Eduardo Lara, director técnico, para los microciclos que se hacían constantemente con la Selección Colombia Sub-20 de preparación para el mundial que se disputaría en el país en el 2011. En uno de esos microciclos, Duván Zapata vivió la situación más dura de su vida: la muerte de su madre. Doña Elsa sintió fuertes dolores abdominales por esos días y fue al Seguro Social a que la atendieran, pero allí la atención fue insuficiente y días más tarde murió de una pancreatitis aguda. Duván no alcanzó a verla, no alcanzó a despedirse, no alcanzó a darle un último abrazo. Doña Elsa no alcanzó a verlo triunfar, no alcanzó a verlo inflar las redes del fútbol italtiano, no alcanzó a darle un último abrazo. A partir de ese momento, Duván siempre celebra levantando las manos al cielo para recordar a su madre, quien seguramente sonríe desde el cielo cada vez que su hijo hace un gol y se lo dedica. A pesar de la aflicción, Duván no abandonó la concentración y días más tarde disputó el mundial Sub-20, donde hizo un gol.
No te vayas, moreno, que aquí te queremos

Tras el mundial Sub-20 llega a Estudiantes de La Plata de Argentina, donde permanece 2 años. Cuando llegó era un completo desconocido, una nueva apuesta de la dirigencia que los seguidores del club, al comienzo, miraban con recelo. Pues bien, Duván despejó las dudas de la mitad de la ciudad de La Plata con goles y buenas actuaciones. La hinchada “Pincharrata”, como se le conoce a la fanaticada de Estudiantes, empezaba a descubrir a su nuevo goleador y El Estadio Único de La Plata veía desfilar a un morocho alto, potente y definidor que cada tarde la descocía. Allí su poder goleador se destapa definitivamente: 22 goles en 46 partidos fue su saldo de goles en su paso por el país del sur. Cuando se empezaron a conocer los rumores a través de la prensa del interés de varios clubes y cuando su partida era inminente, cada vez que Duván saltaba a la cancha la hinchada coreaba su nombre y cantaba: “no te vayas, moreno, que aquí te queremos”. “Algún día volveré a Estudiantes”, prometió Duván.
Europa: paciencia y trabajo
Duván Zapata llega al SSC Nápoli, equipo del sur de Italia, en el 2013 como una apuesta importante en el frente de ataque al lado de Gonzalo Higüaín. Lamentablemente en Nápoles no tiene muchas oportunidades y es suplente en la mayoría de partidos, jugando muy pocos minutos en la temporada. Parte al Udinese a forma de préstamo por dos temporadas y allí también la pasa mal en su primer año, pues tiene una dura lesión que lo aleja casi 6 meses de las canchas. Su segunda temporada logra afianzarse más al fútbol italiano y culmina aquel periodo con más regularidad y con 10 goles en 38 encuentros disputados. En la temporada 2017 es cedido a la Sampdoria y allí, poco a poco, vuelve a ser el Duván que impresionó en Colombia y Argentina años atrás. Titular indiscutible, regularidad, funciones tácticas y goles. Gracias a esa buena temporada se empieza a ganar un puesto en las convocatorias de la Selección Colombia, pero desafortunadamente queda por fuera de la lista final de los jugadores que viajarían al mundial de Rusia.

Actualmente en el Atalanta de Bérgamo, Duván vive sus mejores días como futbolista desde aquel debut en el ya lejano marzo del 2008. 15 goles y 3 asistencias en 22 partidos jugados hasta la fecha, para un promedio de gol cada 105 minutos, son los números que lo tienen peleando en la tabla de goleadores del fútbol italiano con un tal Cristiano Ronaldo y un veterano como Fabio Quagliarella. Además, el Atalanta pasa por un gran momento desde lo futbolístico y el equipo se encuentra sexto en la tabla con 35 puntos, a tan solo 1 punto del AC Milan, que es cuarto en la tabla y está consiguiendo el último cupo a la Champions League de la próxima temporada.
Goles y algo más
¿Cómo juega realmente Duván Zapata? Hoy en día los delanteros no se pueden medir solo con goles y eso, Duván Zapata, lo entiende muy bien. Porque Duván, además de convertir, que es un plus para un jugador en su posición, es uno de los delanteros más completos que existen actualmente en el mundo del fútbol. Es un jugador de campo más, entra en el andamiaje del equipo y no se dedica únicamente a esperar que le lleguen balones al área para meterla. Además, asiste a sus compañeros, presiona la salida del rival, recibe de espaldas al arco, saca la defensa, genera espacios, arrastra marcas, pivotea, aguanta balones, abre la cancha para generar amplitud, tiene potencia y velocidad en los duelos uno contra uno, remate de fuera del área, tira diagonales y es tremendo en el juego aéreo. A continuación, una pequeña muestra del juego de Duván Esteban:
En esta primera secuencia de fotos se pueden observar un par de cosas interesantes del juego de Duván Zapata. En las dos fotos de arriba, se ve cómo Duván siempre presiona la salida del rival, muchas veces ocasionando el error de la defensa para generar opciones de gol. En las dos fotos de abajo se ve cómo el colombiano tira diagonales por las bandas para proponer duelos uno contra uno contra sus rivales y así poder ir de afuera hacia adentro.

En las siguientes cuatro fotos, de cuatro partidos diferentes, se observa cómo Duván siempre está rodeado de varios jugadores de los equipos rivales. Esta es una de las principales características de él, pues gracias a su altura y potencia física se le facilita aguantar el balón, por más que lo estén presionando, y así jugar de espaldas al arco.

Acá se puede observar cómo Duván inicia una jugada que él mismo termina concretando en gol. Primero, aguanta la pelota y recibe de espaldas con la presión de un rival, se la baja a un compañero y sale a buscar el área. Después acompaña la jugada y se ubica en el borde del área chica esperando un centro. Posteriormente viene el centro y, ¿qué pasa? Sí, gol de Duván Zapata.

En esta última secuencia de fotos se puede observar otro gol fabricado por Duván Zapata, pero con diferentes facetas del juego al anterior. Primero, se muestra como opción de pase entre líneas para que su compañero le filtre el balón. Recibe el pase de su compañero de espaldas, nuevamente, y con un rival respirándole en la nuca. Se voltea con un movimiento de primera, deja a su rival tendido en el piso y remata de frente al arco al palo más lejano del arquero. ¿Gol? No. ¡Golazo!

Presente y futuro

Duván Zapata está pasando por el mejor momento futbolístico de su carrera y no es casualidad. Esperó con paciencia, trabajó en silencio, entrenó en el sol, en la lluvia y en la nieve. Se esforzó, aguantó la suplencia, se mató el lomo, se rompió el alma y algo más para llegar al sitio donde se encuentra hoy. Se lo ganó a pulso, a temple, con casta, desvelo y determinación. Pidió ayuda a Dios y a su madre muchas veces cuando estuvo ad portas de rendirse y ambos, desde arriba, le mandaron la valentía necesaria para seguir. Siguió, siguió y siguió. A Duván nunca se le pasó por la cabeza escapar. Aguantó la batalla de la vida con garra y dolor, fijando siempre sus objetivos. Aquel niño callado que llegaba con sus guayos colgados al hombro a entrenar con el América de Cali y se ganaba la admiración de sus entrenadores a punta de goles, hoy es el presente y futuro de los jugadores colombianos en el exterior y es el llamado a comandar la delantera de la Selección Colombia en la Copa América que se avecina. Toda Europa está hablando del oriundo de El Tamboral y los medios ya empiezan a ubicarlo en los grandes equipos del viejo continente para la próxima temporada. Mientras tanto, Duván, sigue levantándose cada mañana a entrenar con los valores que le impregnaron desde pequeño y sin desviar su atención.
“Para verdades, el tiempo, y para justicia, Dios”. José Zorrilla y Moral, poeta y dramaturgo español.
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